¿Porqué algunos ocultamos nuestros sentimientos y preferimos no decir nada?
¿Porqué algunos empleados no le dicen a sus jefes lo que creen que hacen mal?
Podemos evidenciar con muchas preguntas más un fenómeno poco estudiando en la empresa como en la familia es el mal que hace el silencio a hablar, opinar o contradecir cuando existe una autoridad poco transparente.
Tuve la oportunidad de ingresar a un grupo de trabajo como líder, con la particularidad que al líder anterior le habían bajado el puesto y que mantenía una apatía fácilmente demostrable, con empleados de varios años de trabajar en la empresa y que eran de absoluta confianza del gerente, muchos habían estado con él en las buenas y malas; sin embargo, había un fenómeno poco visible y hablado; que ellos mismos prácticamente marcaban la cultura del grupo, estas mismas personas tenían también resentimientos acumulados, eran estratégicos en hacer el mínimo y cuando alguien los evidencia prácticamente mediante actitudes no tan directas lo ponían en su lugar, mismo que les convenía.
¿Qué es lo que no era evidente?
Que se podía producir más, que se podría mejorar la calidad del producto y que el empleado podría estar mucho mejor.
Pero el silencio hacía que se sostuvieran resultados promedios, cuando podrían ser doblemente excelentes. Varios colaboradores nuevos se daban cuenta al poco tiempo como existía un grupo preferido, rápidamente aprendían que lo que ellos dijeran no debía ser contradecido, que eran quienes tenía las claves principales, la autoridad, la información indispensable y no había más que adaptarse, varias personas ven esto pero callan.
Incluso en la familia se utilizan estrategias para silenciar lo que está mal.
Exponemos un gran ejemplo adicional que menciona Daniel Goleman:
“Los ingenieros pensaban que las reuniones eran una grandísima pérdida de tiempo, pero ninguno de ellos se atrevía a decirlo, convencidos de que la gerencia quería las reuniones. Irónicamente, el jefe de ingenieros también pensaba que las reuniones tenían poco valor. Pero, como Perlow comentó al New York Times, el jefe no quería cancelar las reuniones porque pensaba que con ello transmitiría el mensaje de que no valoraba el trabajo de los ingenieros. Lo que Perlow llama la «espiral viciosa del silencio» socavaba tanto la productividad como la moral.”
Soluciones.
Un primer paso es más que obvio, lo contrario al silencio es la información.
La información tanto en la empresa como en la familia debe ser tal como el mismo techo de la empresa o casa, es decir que cubra a todos. Cuando el padre toma represalias sin comunicar el porqué lo hace crea una atmósfera de separación, las personas no entenderán o al menos existirá el riesgo de que lo mal interpreten, es por ello que incluso el experto Edwin Locke dice:
«Tanto la realimentación positiva como correctiva son necesarias para mejorar el desempeño».
Se trata por lo tanto de mantener una comunicación en toda índole, es comprensible que no todo se puede decir, pero nos referimos más bien donde la información no llega a todos, la información crea confianza.
Usted puede hacer pruebas haciendo preguntas esenciales tales como ¿usted conoce cuáles son los nuevos proyectos de la empresa?, ¿usted sabe que medios de información están a su alcance o formas de exponer sus ideas? Esto con la esperanza de que existan.
Lleve la información relevante a todos, que se sientan incluidos, desde la persona con más años hasta la persona que viene ingresando.
Este es el primer paso para comenzar a curar un ambiente miedo por el silencio.
Por otro lado si usted es líder de familia o empresa, el mejoramiento empieza por usted y entender que escuchar verdades incómodas por parte de su familia no lo baja de nivel, sino lo pone en una posición de líder más auténtico, además que le dará mayor perspectiva y mayor efectividad en su gestión de padre o líder, lo pone a las puertas de un liderazgo inclusivo.
muy buena información