¿Existe la oscuridad? Pues no.
La oscuridad es tan solo un nombre que le hemos dado a la ausencia de luz, lo que sí existe por lo tanto es la luz.
Aunque no se tiene certeza de que sea una historia real, esa fue la respuesta de Albert Einstein de niño a un profesor cuando trataba de desafiar la fe cristiana de sus alumnos al mencionar que la maldad existe y como todo ha sido creado por Dios, entonces Dios es también maldad. En esta supuesta historia Einstein le preguntaba al profesor si el frío existe, si la oscuridad existe y le demostraba que ambos no existen sino que son la ausencia de calor y luz respectivamente, por lo tanto la maldad no existe si no que es un nombre que le asignamos cuando hay ausencia de Dios.
El punto es que en la oscuridad basta con encender una luz para que desaparezca, por lo tanto la oscuridad no es tan real.
Se lo traduzco: nuestro sufrimiento puede ser la ausencia de algo que aún no aprendemos.
Nuestra adversidad nos puede estar diciendo de algo que puede ser mucho más real, algo que necesitamos aprender.
Por ejemplo estar muy endeudados puede ser reflejo de algo que aún no hemos aprendido, como por ejemplo como sacar provecho de las tarjetas de crédito en lugar de que se vuelvan en nuestra contra. El creer que solo los demás son culpables puede ser un reflejo de nuestro ego ciego que no permite ver nuestros errores, el no haber logrado aun lo que deseamos en la vida de determinado coraje o no haber superado nuestro temor a perder o señal de nuestra preferencia por el mínimo esfuerzo.
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Estrategia.
Hoy utilizaremos como estrategia una pregunta de «fuego» para respondernos:
¿Qué es lo que necesito encender que si es más real que mi oscuridad (temores, miedos, quejas)?
Cuando auténticamente reflexionas un rato en ello podrás visualizar que hay cosas más reales que sí son capaces de crear en lugar de paralizar.
Por supuesto la luz es más energía, más acción que la oscuridad, es decir, que determinadas habilidades que necesitamos aprender requieren de acción y son menos cómodas que la oscuridad (ausencia de energía, de acción), el quedarnos a repetir día con día la rutina que nos permite subsistir es más cómodo que crecer, re-aprender, ejecutar cambios, desafiarse, tomar riesgos, etc.
Eso que necesitamos encender debe ser acción.
Las decisiones que tomes en este momento determinarán si producirás luz o estarás en la ausencia de la misma (oscuridad).
¿Existen las cosas malas? Quizá no, y sea más bien la ausencia de otras que hemos dejado de hacer.
Volver activar esa luz interna o activarla al máximo será la mejor forma de descubrir que no hay oscuridad.
El potencial está en ti, enciéndelo con intensidad.